CTC (Control de tráfico centralizado)

El Control de Tráfico Centralizado consiste en la regulación de todas las señales y agujas situadas en el trayecto desde un punto único y mediante sistemas informáticos, lo que permite establecer la ruta de los diferentes trenes con las mayores garantías de seguridad y fiabilidad. Las operaciones se realizan mediante un sistema de retroproyectores que reproducen la topografía de las vías y visualizan los diferentes trenes en circulación y una serie de ordenadores que dictan y ejecutan las órdenes. La utilización de sofisticados sistemas informáticos que controlan los elementos de la infraestructura e impiden la ejecución de órdenes contradictorias y que, al mismo tiempo, visualizan en cada momento la situación de los trenes, aumenta considerablemente las condiciones de seguridad de la explotación ferroviaria.

Los centros de Control de Tráfico Centralizado están previamente programados para cada itinerario, de manera que automáticamente se ajustan las agujas y señales al paso del tren. La simple pulsación de un botón permite el cambio de agujas, que se mueve por impulsos eléctricos.

Los sistemas están diseñados de forma que aunque se produjera un error humano se garantiza la seguridad, una vez que el tren está en un tramo de vía, el ordenador no ejerce ninguna orden contradictoria.

La efectividad del CTC se completa con la duplicación de todos los elementos vitales del puesto de mando. Así, se evita que un fallo pueda afectar al sistema.

Este sistema permite la gestión del tráfico ferroviario desde un puesto de control (puesto de mando) donde se accionan las señales y los cambios automáticos de vía, que ordenan los movimientos de los trenes. El CTC implica la instalación de sistemas de enclavamientos en las estaciones, tendido de cables de comunicaciones, telemando, señalización, sistema de comunicación Tren-Tierra  y obras complementarias de instalación de equipamientos.

También desde la mesa del CTC se gobierna y controla la apertura y el cierre de los pasos a nivel dotados de semibarreras enclavadas, que funcionan normalmente de forma automática.

El primer CTC europeo, en vía única, puesto en servicio empezó a funcionar en España, entre Ponferrada y Brañuelas, en 1954 y era telemandado desde Ponferrada. Su tecnología era estadounidense GRS (General Railway Signal), y su aportación esencial, desde un punto de vista tecnológico, residía en permitir el mando a distancia, a través de diferentes pulsadores y manetas, de las instalaciones de vía, señales y agujas, para la elaboración de rutas y encaminamientos en las estaciones.

Entre 1975 y 1989 se empezó a aplicar un nuevo tipo de CTC para la regulación del tráfico ferroviario telemandado, que mejoraba la visualización y el manejo al separar el mando de agujas y señales de su comprobación o visualización.

La automatización irrumpe en la regulación ferroviaria en 1994 con la aplicación del sistema de bifurcaciones del CTC de Barcelona, y posteriormente la del  PAI (programación automática de itinerarios) en Chamartín (2001). Uno de los más vanguardistas de estos programas es el denominado GRP’03 (gestor de rutas y prioridades), que permite al operador descargarse de las tareas puramente mecánicas, centrando su acción en la regulación del tráfico.

Adif gestiona en la actualidad más de 8.100 kilómetros de red convencional regulados por Control de Tráfico Centralizado. La implantación paulatina de este sistema redunda en una mayor fiabilidad y seguridad en la gestión de la circulación ferroviaria de la red convencional. Toda la red de alta velocidad está dotada de CTC.

Fuente: Adif.es