El tren mira a Europa para limitar el diésel con el 35% de la red sin electrificar

El 35% de las vías férreas españolas está sin electrificar, un hándicap que condena a las empresas, públicas y privadas, a utilizar trenes diésel en importantes partes de sus recorridos con todo lo que ello conlleva. El sector ferroviario español se enfrentará a un gran reto en los próximos años, aprovechar los fondos europeos para suplir las carencias del sistema en España, sobre todo en dos campos: la electrificación de vías y la mejora y construcción de algunos tramos que llevan décadas sobre el papel y a duras penas consiguen hacerse realidad.

Si la Comunidad de Empresas Europeas de Ferrocarriles en la que se encuentran compañías como los gigantes Renfe, SNCF, Deutsche Bahn o Ferrovie dello Stato aprobaba hace apenas dos años una agenda política que, entre otras cosas, perseguía el fin del diésel, Adif hizo suya la propuesta en su Plan Director pocos meses después. Ahora, la guerra contra este combustible que se promueve desde la Unión Europea (UE) contará con un aliado más, los fondos Next Generation EU, que permitarán aquilatar las mejoras que llevan años planificándose.

La electrificación de la red de Renfe, que por aquel entonces era quien se encargaba de la infraestructura, comenzó en los años veinte del siglo pasado. En cambio, las actuaciones hasta bien entrados los setenta fueron mínimas y se circunscribían a la resolución de problemas concretos en tramos que, por sus características, necesitaban de este avance que usaban en Europa.

La electrificación de la red de ancho ibérico se culminó prácticamente en 1981. La llegada del AVE para la Expo de 1992 en Sevilla abrió paso a una nueva infraestructura que, esta vez sí, nacía con la electrificación por bandera.

Pero a día de hoy, las lagunas en este campo aún son claras y más allá de la cifra del 35% de la red sin electrificar, los tramos que sufren este hándicap son vitales para algunos segmentos del sector del transporte. Con un vistazo al mapa de electrificación de las vías, se puede apreciar que las principales conexiones de las grandes ciudades con otras capitales de provincia e incluso los núcleos de Cercanías sí que cuentan con electricidad en sus vías y, por tanto, son ‘verdes’.

El problema de mercancías
La existencia de grandes puntos de referencia para el transporte de mercancías en los que las vías no están electrificadas hace que deban utilizarse trenes diésel para cubrir estos trayectos. Este hecho, junto con otros muchos, ha contribuido a que el transporte de mercancías por ferrocarril siga estancado y apenas haya conseguido despegar desde la liberalización del sector, pues la carretera sigue llevándose la mayor parte del tráfico.

El Gobierno señala ante Bruselas que las diferentes inversiones y reformas del plan, entre las que se encuentra la electrificación de varios tramos, tienen como uno de sus principales objetivos impulsar este cambio modal hacia formas de transporte más sostenibles. En concreto, se mejorará la interoperabilidad ferroviaria (en particular en los corredores europeos), se realizará un amplio despliegue del sistema de señalización ERTMS junto con un incremento de la seguridad ferroviaria.

Los últimos planes de trabajo del Corredor Mediterráneo y Atlántico indican que la implementación definitiva en 2030 de la Red Básica de la Red Transeuropea de Transporte tendrá un impacto positivo en la participación modal del ferrocarril frente a la carretera, y en particular conducirá a un aumento del 29% en el número de toneladas-km transportadas mediante este medio de transporte. Más allá de estos estudios, el Gobierno ha trasladado a Bruselas que esperan que el tráfico ferroviario de mercancías aumente un 50% de aquí a 2030 y se duplique para 2050.

Fuente: eleconomista.es