The Canadian: el tren para descubrir Canadá

37Canadá es el segundo país más grande del mundo, y una de las maneras más fascinantes y románticas de recorrer su extensa geografía es en tren.

Hay varios trazados ferroviarios que recorren la nación norteamericana. El más largo de ellos es el que hace  The Canadian, que con 4.465 kilómetros une a Toronto, en la costa de los Grandes Lagos, con Vancouver, en la Columbia Británica.

Este servicio, operado por la compañía Via Rail, tarda más de tres días en recorrer el país. Pero cabe advertir que el horario es relativo, porque las demoras pueden llegar a las 12 horas en todo el recorrido. La causa es que el trazado es compartido por trenes de carga, a los que el tren turístico tiene que ceder el paso. Y cada vez que pasa uno de estos convoyes, de cinco kilómetros de largo, es mejor que armarse de paciencia y contemplar el paisaje.

Hay dos opciones para realizar un viaje tan maratónico: dormir en el tren o sacar un pase como el Canrailpass que permite realizar siete viajes en el lapso de 60 días.

Esta última opción, similar al Eurail, permite explorar más a fondo las ciudades por la que el tren va parando, donde se puede hacer noche y tomar un tren al día siguiente.

Los asientos del Canadian son más espaciosos que los de otras compañías ferroviarias, y se reclinan más que los de las aerolíneas.

Pagar por los camarotes más caros permite más facilidades para acceder al coche Skyline, con sus paredes y vidrios transparentes que permiten tener una visión de 180 grados de los paisajes que va atravesando The Canadian.

Otro coche es el Panorama Car, con asientos más pequeños pero con la misma propuesta de una estructura acristalada para la contemplación.

En el tren hay coche comedor con menú a la carta, consistente en tres platos servidos en elegante vajilla con preparaciones como trucha al grill, pato glaceado a la sartén o tapas de Portobello rellenas de queso feta.

También hay servicio de cafetería con snacks y comidas ligeras, para los que buscan una opción más económica al atravesar Canadá.

Desde Toronto el tren pone rumbo al oeste, pasando por diversos pueblos pequeños y ciudades más importantes como Winnipeg, Saskatoon, Edmonton, Jasper y Vancouver.

En los caseríos y poblados el convoy para el tiempo suficiente para estirar las piernas, tomar un café en el andén y poco más.

Los bosques cubren más de la mitad de la superficie de Canadá. Son más de 4,17 millones de kilómetros cuadrados, por lo que hay que estar preparado para la monotonía del paisaje.

Gran parte del recorrido transcurre entre pinares, con pequeñas interrupciones de arroyos, ríos y lagos. Cada tanto, si hay suerte se puede ver algún ciervo rojo, alce, cabra montés u oso, por lo que hay que estar con la cámara lista para ese momento.

Luego el paisaje cambia a praderas infinitas, solo matizadas por alguna casa aislada o un pueblo pequeño que recuerda que la conquista de estos espacios tan vastos no ha concluido.

A partir de Edmonton las vías emprenden el ascenso por las Montañas Rocosas, donde se pueden ver algunos de los paisajes más bonitos del trayecto, con vertiginosos cañones y valles de flores.

El macizo de las montañas North Shore, en la Columbia Británica, es el último telón que se atraviesa hasta llegar a Vancouver. El viaje de The Canadian llegó a su final.

Fuente: cerodosbe.com