Once curiosidades que quizás desconocías sobre la estación de Atocha
Por mucho que llegues con prisas, con la hora apurada, los billetes en la mano y el rostro angustiado, la estación ferroviaria por antonomasia de Madrid merece cinco minutos de asombro. Por su monumentalidad, su estética y esa sensación que transmite de no envejecer ni robotizarse por nada del mundo. Y también porque tiene datos, curiosidades y tortuguitas por desvelar.
1. UN EMBARCADERO PARA LA REINA
Todo empezó como un embarcadero en 1851, término con el que se designaba en el siglo XIX a los templetes de madera que cubrían los primitivos apeaderos. Vamos, que poco menos que era una cabaña alargada que protegía del sol y la lluvia sin ningún edificio que la albergara y cobijara. Total, no se necesitaba mucho más, ya que su primera línea ferroviaria era de uso privado y exclusivo para la Casa Real.
2. EL VIEJO TREN DE LA FRESA
El primer tren que partió del viejo apeadero lo hizo con dirección a Aranjuez, en una línea que se acabó popularizando con el nombre de ‘Tren de la fresa’. Dicha inauguración tuvo lugar el 9 de febrero de 1851 y estuvo presidida por una jovencísima Reina Isabel II, lo que suponía la puesta de largo de la segunda línea ferroviaria en la Península, tras la de Barcelona-Mataró. Pero más allá del peloteo Real (unía dos ciudades con palacio), la elección del primer destino ferroviario desde Madrid tenía dos intenciones. Una era la de servir como primer paso de la futura expansión por el sur y el este de España. La otra era la de dejar que Aranjuez cobijara todas las infraestructuras, incluyendo cocheras y talleres de mantenimiento y dejando para más adelante el desafío de la gran estación capitalina.
3. TECNOLOGÍA EUROPEA, LADRILLOS ESPAÑOLES
Fue a finales del Siglo XIX cuando se pudo proyectar una estación en condiciones, y se hizo a lo grande. La obra estuvo dirigida por un colaborador de Eiffel, Alberto de Palacio y supuso una mezcla de ingeniería constructiva belga con el arte patrio. Y es que la gran cubierta metálica se construyó en Bélgica mientras que su verdadera piel fue recubierta con ladrillo rojo y blanco español. Una forma sutil de ‘comprar’ lo que funciona, pero tunearlo al antojo. El resultado fue espectacular:un gran espacio de 152 metros de largo, de estilo ecléctico, coronado por un reloj y dos grifos confrontados y con un interior diseñado para que al día pasaran unas 2000 personas. Por no faltar, no faltaba ni un Salón Real (antepasado de la sala V.I.P.) con vestíbulo, tocador y salón de espera decorado al estilo rococó.
4. EL MONOPOLY NO ESTÁ EQUIVOCADO
El Monopoli madrileño cuenta con cuatro estaciones, claves en las estrategias de los jugadores más experimentados (o eso dicen):Delicias, Goya, del Norte y Mediodía. ¿Y dónde está la de Atocha? Pues básicamente es esta última, que se bautizó así en su inauguración 1892 por ser la estación meridional, la que daba servicio a las líneas del sur.
5. LA ESTACIÓN REBAJADA, TORCIDA Y DE ENTRADA LATERAL
Pese a lo majestuoso del resultado, el ex decano del colegio de Arquitectos de Madrid, Ricardo Aroca, apuntó en su libro ‘La historia secreta de los edificios’ (año 2011) que está poco menos que mal hecha. Principalmente se encuentra más baja que el nivel de la Glorieta Carlos V, donde se encuentra su entrada. La causa de esto es la necesidad de salvar una pendiente que los trenes no pueden por su cuenta pero, en lugar de ir rebajando desde kilómetros antes (lo que sería muy costoso), se optó en hacer la estación por debajo del nivel de la calle. Otro de los fallos que apunta Arjona es el hecho de que está torcida respecto a esta plaza ya que los trenes no pueden girar, lo que hace que su fachada no se ni paralela ni perpendicular a las líneas de esta glorieta. Por último, también apunta que esto provocó que la entrada fuera lateral, pese a lo monumental de su fachada, lo que es todo un desperdicio.
6. LA CHECA Y LA ATRACCIÓN DE FERIA
Durante la Guerra Civil, la estación se convirtió en una Checa, en uno de los edificios que usaron los republicanos como cárcel improvisada durante la contienda. A lo largo del Franquismo, su hito más curioso fue el de ser una de las cabeceras del túnel de la risa, la vía de conexión suburbana entre ésta y la estación de Chamartín. El nombre lo heredaba del mote peyorativo que este proyecto, ideado en su día por Indalecio Prieto, había provocado entre algunos lumbreras de la oposición, que bautizaron la obra como tal al compararla con una atracción de feria contemporánea llamada ‘El tubo de la risa’.
7. TODO POR CULPA DE CURRO
Justo un siglo después de su apertura la estación sufrió su gran remodelación. La causante de esta nueva infraestructura fue la Expo’92, que hizo que el proyecto del nuevo acceso ferroviario a Andalucía fuera mucho más ambicioso. El objetivo era unir Madrid y Sevilla con una línea de alta velocidad, para lo que la vieja estación se quedaba pequeña y un poquito desfasada.
8. EL JARDÍN DE MONEO
El proyecto fue encargado a Rafael Moneo convirtiéndose en una de sus grandes obras en Madrid. El resultado no tiene la ciencia ficción ni los vértices metálicos de otras contemporáneas, más bien es una reinvención de la estación. Aquella gran nave central de esqueleto belga y piel rojiza evolucionó hasta ser un invernadero tropical, haciendo que las esperas y los menús de comida rápida sean más entrañables. En el lugar de las locomotoras sucias reinan hoy hasta 7.000 plantas diferentes de 260 especies, todas ellas de los trópicos, repartidas en grandes parterres y delimitadas por dos estanques. El uso popular ha hecho que estas lagunitas sean el hogar de decenas de tortugas abandonadas en este nuevo hábitat y creando una colonia numerosa (que, con mucha probabilidad, en el Apocalipsis serán las reinas de la estación)
9. EL 2X1 PRAGMÁTICO
Esta ampliación hace que Atocha sean hoy dos estaciones: Puerta de Atocha (para AVE y larga distancia) y Atocha Cercanías (para corta y media distancia). También trajo consigo el final de la estación del Mediodía y un nuevo nombre obtenido de la ermita que dio nombre a una de las calles más populares de la capital. Eso sí, ninguna de las dos tienen el mismo interés estético ni monumental de su predecesora por mucho que las columnas de Puerta de Atocha se abran al llegar al techo imitando a las socorridas palmeras. Solo la nueva terminal de salidas de la alta velocidad hace el viaje un poco más agradable a los usuarios.
10. GLIPTOTECA ENTRE ANDENES
Los amplios espacios y la mimada estética del gran vestíbulo-jardín ha hecho que la estación sea un lugar perfecto para exhibir obras escultóricas. La más entrañable es la de ‘El Viajero’, obra de Eduardo Úrculo en la que representa los bártulos propios de el hombre viajante. También destacan algunas como ‘El Bautista’ de Juan Bordes o ’21 de abril y fruto’, una escultura Daliniana surrealista de Xavier Corberó. Aunque, sin duda, la más visitada por su nefasto recuerdo es el gran prisma que homenajea, una por una, a todas las víctimas del 11-M, la mayor tragedia que esta estación ha vivido.
11. LAS ÚNICAS ESCULTURAS DE ANTONIO LÓPEZ
Pero entre toda esta colección sorprenden ‘Día y noche’ las únicas obras escultóricas del gran artista Antonio López. Situadas en la entrada del terminal de salidas de Larga Distancia, representan la cabeza de una de sus nietas en dos momentos diferentes. En ‘Día, la enorme cara mira a los viajeros mientras que en ‘Noche’, lo ojillos se cierran para descansar. Ambas con unas proporciones sorprendentes (3 metros) y ambas con este toque tan personal que este genio le da a sus obras hiperrealistas.