La mítica locomotora Tàrraco hizo su primer servicio hace 150 años

La locomotora de vapor Tàrraco descansa desde hace ocho años en el Serrallo, muy cerca del puente de la Concha, después de una larga trayectoria. Este 2017 se celebra el 150º aniversario del primer servicio que realizó. Su actividad se prolongó hasta 1975, cuando pasó a formar parte del paisaje de la plaza de los Países Catalanes, donde se ubica la Estación de Sans, en Barcelona. La Tàrraco empezó su actividad en 1867, once años después de la llegada del ferrocarril a Tarragona, hecho que ocurrió en 1856, cuando partió el primer tren de la línea Tarragona –Vila-seca–Reus. La estación, renombre de Reus, se encontraba en la plaza de los Carros, junto al actual trazado. El viaje inaugural tuvo lugar el 16 de septiembre de aquel año.

La Tàrraco no fue el primer nombre de esta mítica máquina de vapor. Todas las locomotoras de su serie, cinco, llevában nombre de río: Tera –la tarraconense recibió el nombre de este afluente del Esla que discurre por la provincia de Zamora–, Águeda, Cola, Selmo y Burbia. Su construcción empezó tres años antes de que empezara a trabajar, en 1864, y salió de los talleres de la empresa Shenider, que recibió el encargo de la compañía ferroviaria Caminos de Ferro del Nor-dest de España [en los primeros años del ferrocarril el trazado de las vías era conocido como camino de hierro]. El último servicio que hizo fue remolcar el tren dedicado al traslado de obreros del Depósito de Máquinas a la estación de ferrocarril de Tarragona.

La Tàrraco, hoy expuesta en el barrio de pescadores, hace 7,48 metros de longitud y 4,4 de altura, mientras la anchura es de 2,5 metros. Disponía de un depósito de agua con capacidad para tres metros cúbicos y estaba diseñada para llevar hasta 1.000 kilos de carbón, mientras que la potencia máxima era de 262 caballos.

El año 1941, fecha de constitución de la compañera Renfe, la Tàrraco trabajo servicios ligeros y maniobras en el puerto tarraconense. Parece que dejó de llamarse Tera el año 1956, coincidiendo con el centenario de la llegada del tren a Tarragona. Cuando finalizó su trayectoria vital, pasó a formar parte del entorno de acceso a la Estación de Sans. Posteriormente, fue incorporada a la colección de piezas expuestas en el Museo del Ferrocarril de Vilanova i la Geltrú. La Asociación Cultural Ferroviaria de Tarragona y el Ayuntamiento pidieron su retorno a la ciudad y el 14 de abril de 1999 se consiguió este propósito.

Miembros de la asociación y la Brigada Municipal se encargaron de su mantenimiento y restauración, hecho que permitió recuperar sus colores originales: verde, oro y negro. Después de valorar varias ubicaciones, en el 2009 se instaló en el Serrallo.

Fuente: diarimes.com