La experiencia internacional en alta velocidad ferroviaria
España figura como el primer país del mundo por número de kilómetros de Alta Velocidad ferroviaria por habitante, pero pasa a ser el último en utilización de esta infraestructura, según un estudio de Fedea realizado por los profesores Daniel Albalate y Germà Bel, catedráticos de la Universidad de Barcelona.
En el año 2014, España contaba con 54 kilómetros de AVE por cada millón de habitantes, cifra que coloca al país en el primer lugar del mundo en dotación. Sin embargo, no significa que sea la red más utilizada, ya que, tanto en número de pasajeros como viajeros por kilómetro de red, los países asiáticos se colocan en los primeros lugares debido a su gran densidad de población; mientras España cae el último lugar en ambos índices, a pesar de que el pasado ejercicio cerró con un récord de 29 millones de viajeros transportados en trenes de Alta Velocidad.
El ránking del AVE con más intensidad de uso lo lidera Japón, con un ratio de 158.12 pasajeros por kilómetro de red AVE. Después figura Francia, con 61.394 viajeros por kilómetro, China (37.950 usuarios) e Italia (27.085 viajeros).
Por contra, España se sitúa muy por delante del resto de países que cuentan con ferrocarril de Alta Velocidad en cuanto a la densidad de la red, dado que Francia cuenta con 31 kilómetros de AVE por cada millón de habitantes, Japón 16 kilómetros, Italia 15 kilómetros, Alemania 13 kilómetros y China, 8 kilómetros.
Los autores del estudio concluyen que la inversión en AVE puede ser beneficiosa en corredores de media distancia entre áreas metropolitanas populosas, sometidas a alta congestión y con una demanda potencial muy elevada. Sin embargo, en la práctica se ha tendido a extender las redes mucho más allá de lo que hubiese sido razonable, con resultados económicos y sociales precarios, que están muy lejos de ser compensados por beneficios extraeconómicos de los que no existe evidencia.
En este contexto, el caso español es especialmente extremo, constituyendo un modelo de política equivocada, puesto que ha dado lugar a la red de Alta Velocidad más extensa del mundo en términos relativos (y la segunda en términos absolutos), con los niveles de demanda más bajos de entre todos los países en que se ha implantado.
Según el informe de Fedea, sólo dos líneas AVE han conseguido lograr una clara rentabilidad financiera, la Tokio-Osaka y la París-Lyon.
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