El cobre que retrasa los trenes

Robo de cobre_01Las empresas ferroviarias, eléctricas y de telecomunicaciones son el principal objetivo de los ladrones de cobre. Aunque las consecuencias de sus acciones también las sufren los ciudadanos. Como los del pequeño pueblo oscense de Ontiñena, donde sus cerca de 600 vecinos se quedaron sin teléfono fijo casi todo el mes de abril después de que robaran el cable de cobre. O los que pasan el tiempo en los andenes de toda España, donde los trenes acumularon solo en 2014 más de 833 horas de retraso por estos delitos, según datos de Adif (773 en las líneas convencionales y 60 en las de alta velocidad).

«Registramos una media diaria de tres sustracciones de este tipo», señala un portavoz de Adif, la compañía pública a la que ya han expoliado más de 1.200 kilómetros de este metal desde 2011. «El pasado año fueron 339 kilómetros. Un material por valor de más de 10,4 millones de euros», añaden esas mismas fuentes, que inciden en que solo recuperan el 20%: «Pero la mayoría no puede reutilizarse».

Robo de cobre_02Las fuerzas de seguridad consideran estos robos un «problema de primer orden», ya que generan «potenciales situaciones de peligro» en infraestructuras clave. «Tienen grandes repercusiones de índole social debido al carácter de servicio público que prestan las compañías perjudicadas», remarca el informe interno de la Secretaría de Estado. Un documento que refleja cómo los agentes de los distintos cuerpos detuvieron el pasado año a más de 2.300 personas por este delito —una cifra inferior a los 3.510 de 2013, los 2.699 de 2012 y los 2.925 de 2011—.

«Entre un 60% y 70% son españoles; entre un 20% y 30%, rumanos; y en torno a un 2%, marroquíes», apostillan fuentes policiales, que inciden en que «muchos de estos delincuentes pertenecen o han pertenecido al gremio de la construcción. O forman parte de las empresas afectadas por los robos». Una vez se han hecho con el material, lo venden «principalmente» a chatarreros, que a su vez lo colocan entre quienes pueden «recuperarlo» o «transformarlo» para otro uso.

Robo de cobre_03Pero, además, los grupos organizados transnacionales también se han sumado ya a esta práctica, que dan salida al cobre en Alemania, China, países de la antigua Europa del Este (como Rumanía, Hungría y Bulgaria) y en naciones emergentes (Brasil, India y Turquía, principalmente).

Ante este problema, las fuerzas de seguridad han centrado su atenciónprincipalmente en Cataluña. «Esta comunidad se encuentra a la cabeza del número total de robos. En los últimos dos años, el 37,7% de los delitos vinculados con la sustracción de cobre que afectan a las grandes redes e infraestructuras de servicios han tenido lugar en esta autonomía», recalca la Secretaría de Estado. «Una de las causas que podrían explicar este hecho es la elevada densidad de líneas ferroviarias que atraviesan Cataluña, en relación con su superficie», continúa Adif.

Fuente: elpais.com