Azpeitia, santuario del vapor.

Museo Ferroviario AzpeitiaEl museo vasco del ferrocarril conserva en perfecto estado de marcha cinco locomotoras y un trazado de 4,5 kilómetros que recorren las máquinas para deleite de turistas.

El tren del Urola atraviesa el valle homónimo, que, como el resto de vegas guipuzcoanas, está metido en un agujero, sobre todo río arriba. Como la cuenca ensancha a partir de Azpeitia, las comunicaciones son más sencillas a partir de ese punto. El ferrocarril mantenía conectada esta comarca con los pueblos de la cuenca del Urola y le daba salida Museo Ferroviario Azpeitia - Tren de vapory conexión con la costa a la que se desplazaban muchos vecinos, sobre todo en verano, para ir a las playas de Zumaia. Su construcción fue el resultado del tesón, la perseverancia y la decidida apuesta que hicieron los vecinos por dotar al valle de una vía de comunicación moderna, cómoda y mucho más rápida que las tradicionales. En definitiva, fue su apuesta por la modernidad y para no perder el tren del progreso económico.

El Gobierno vasco decide su clausura el 2 de febrero de 1988. El esquema operativo con el que funcionaba este pequeño ferrocarril no permitía su supervivencia económica. La causa principal de los males de la línea eran los desorbitados gastos que ésta tenía en cuanto a personal, aunque nunca se haya reconocido abiertamente. El déficit era consecuencia directa del estado ruinoso de sus instalaciones, infraestructura y Museo Ferroviario Azpeitia - Coche de maderaparque móvil, que no permitían garantizar la seguridad de la circulación y que hacían del Urola un servicio no competitivo con otros transportes públicos e inviable desde el punto de vista económico.

El material móvil de la línea, prácticamente sin variaciones relevantes a lo largo de su historia, queda depositado en las cocheras y talleres de Azpeitia, y progresivamente se incrementa el parque con el procedente de otras líneas también cerradas. En esa época, nadie sabe a ciencia cierta cuántas máquinas y coches de valor existen en Euskadi. No hay un inventario que permita saber dónde permanecen los vehículos históricos. La tarea se encomienda a un joven y curioso historiador, especializado Museo Ferroviario Azpeitia - Máquina Euzkadien la materia. Juan José Olaizola realiza una cuidada y documentada lista de los bienes patrimoniales ferroviarios y establece los mimbres de lo que a la postre será el Museo Vasco del Ferrocarril. El mismo controlaría durante dos décadas los fondos allí depositados y dirigiría la restauración del material histórico ¿Por qué se decide que Azpeitia sea el núcleo neurálgico de este proyecto? Son varias las razones. Los terrenos e instalaciones eran propiedad del Gobierno vasco; fue estación principal del ferrocarril del Urola y contaba con talleres y cocheras, oficinas generales y una subcentral de tracción eléctrica; la propia arquitectura de los edificios; y su proximidad al Santuario de Loiola, que garantiza un flujo estable de visitantes.

Museo Ferroviario Azpeitia - ColecciónLa primera parte del museo se abrió en 1992; dos años más tarde se empezaron a recibir los trenes, y en 1998 se inauguró el de vapor que se desplaza desde la estación de Azpeitia hasta Lasao. Los fines de semana los visitantes tienen la ocasión de montar en los coches de madera del antiguo tren del Urola, donde, remolcados por locomotoras de vapor, necesitan 20 minutos para recorrer una distancia aproximada de 5 kilómetros.

El parque del Museo Vasco del Ferrocarril dispone de una de las mejores colecciones ferroviarias de Europa, integrada por más de 75 vehículos de todo tipo: desde locomotoras de vapor, tranvías, trolebuses, automotores y vagones de todas las clases hasta un camión de bomberos. El centro incluye una exposición sobre la máquina herramienta, a través del antiguo taller mecánico del Ferrocarril del Urola, que se conserva tal como fue instalado en 1925. Un antiguo motor eléctrico hacer funcionar sus 16 máquinas a través de un complejo sistema de poleas, correas y embarrados.

Museo Ferroviario Azpeitia - Máquinas Zugastieta y GuipúzcoaDe todo el material móvil del museo, destaca la locomotora de vapor ‘Espinal’, construida en 1887 en Newcastle (Reino Unido) por la compañía de Robert Stephenson, hijo de George Stephenson, que ganó el concurso de 1829 que pondría en marcha los servicios de la línea de transporte de pasajeros de Liverpool a Manchester. Esta máquina es, en la actualidad, la más antigua en funcionamiento de las construidas por los Stephenson, así como la locomotora de vapor más antigua en servicio de España. A la ‘Espinal’ se unen ‘Aurrera’ (130-T construida en Reinmo Unido en 1898 por Nasmith Wilson para el Ferrocarril de Elgoibar a San Sebastián); ‘Euzkadi’ (uno de los modelos más representativos de la vía del norte peninsular, construidas para los Ferrocarriles Vascongados por la firma alemana Museo Ferroviario Azpeitia - Unidad Creusot-NavalKrauss de Munich entre 1914 y 1921 y que acabaron en el Ponferrada-Villablino, que las retiró en 1989); ‘Portugal’ (CP E205, 1230-T, fabricada por Henschel para los Caminhos de Ferro de Portugal); y ‘Zugaztieta’ (030-T de 1888 de Sharp Steward de Gran Bretaña, para el Ferrocarril de Amorebieta a Gernika). Todas ellas, auténticas joyas del vapor.

Una de las ‘rarezas’ más llamativas, y casi desconocida en otras instalaciones similares, es la grúa de vapor Grafton. Apropiada para vías de ancho ibérico, fue construida en 1920 por la compañía británica Bedford para la empresa Babcock Wilcox, sita en Sestao. Es la única en su género que funciona en España. También posee la unidad eléctrica más antigua en estado de marcha, la locomotora SEFT 101, fabricada en 1925 por AEG de Berlín para el Ferrocarril de San Sebastián a la Frontera Francesa (el popular ‘Topo’).

Museo Ferroviario Azpeitia - La MichelineAdemás de los vehículos, se pueden encontrar otras colecciones de excepcional interés, entre las que destaca la serie de relojería ferroviaria ‘Jesús Mínguez’, considerada la mejor en su género de Europa. El muestrario se completa con conjuntos de uniformes, faroles, señales, placas de fabricación, etcétera. También merece la pena conocer el antiguo taller de mantenimiento del ferrocarril del Urola, el cual constituye un verdadero museo de máquina-herramienta en funcionamiento. La antigua central eléctrica de transformación nos traslada a un escenario cuya estética recuerda a la película ‘Metrópolis’ de Fritz Lang.

 Fuente: www.elcorreo.com ; www.bemfundazioa.org